“Recibí una carta…En el sobre decía: “Mary”. El nombre de mi esposa…Es ridículo, no puede ser verdad…es lo que sigo diciéndome, Una persona muerta no puede escribir una carta. Mary murió por esa maldita enfermedad hace 3 años, entonces ¿por qué la estoy buscando?”
Se trata de la premisa introductoria del que, para muchos, sigue siendo considerado como el mejor videojuego de terror de todos los tiempos. En 1999, Konami, a través de su estudio interno Team Silent había lanzado al mercado su particular réplica a Resident Evil, el máximo referente del género del survival horror en aquel momento, y contra todo pronóstico, su creación (el primer Silent Hill) resultó ser un éxito tanto a nivel de crítica como de aceptación por parte del consumidor, y se ganó merecidamente un nicho en el mercado gracias a su innovador giro hacia el terror más opresivo y de cariz más psicológico, en detrimento de los tradicionales sustos. Silent Hill dejaba de ser una apuesta, para convertirse en una saga con visos de éxito y continuidad. Tocaba ofrecer una segunda entrega a su ansioso público. Sigue leyendo